domingo, diciembre 17, 2006

Deshaciendo el nido

Espera sus piernas bajo la noche única. Dieciséis años aromáticos, Marianiña jugaba sobre la cama con alegre turbulencia como serpientes de colores. Manuel, recién afeitado dentro de un traje, se hace viejo y silencioso.
Marianiña era fuego de brazos de fiesta, juegos por el aire, trenes que giran, pájaros que se agitan con hambre de futuro. Y poco le importaba a Manuel dar que hablar.
Manuel y Marianiña iniciaban con un sonido violento la invitación al abrazo que consumaban como si hubieran olvidado sus días y este invierno. Marianiña deseaba todo, Manuel la cogió en brazos para poder cumplir un deseo en plena actividad y ocupar su puesto en el juego y sonreía, cabalgando la alegría. Al descender, su cuerpo gravitó con un extraño dolor, herida sin sangre corriendo por la noche.
Todavía estaba amaneciendo cuando Manuel, en el cuerpo la muerte que apretaba, se detuvo en el camino. Sola en su vacío inmenso, con el dolor del que no ha crecido lo suficiente, enfrentó la quietud, más bella que nunca, y se alejó despacio como el que ya no tiene nada que perder en esta vida.

martes, diciembre 12, 2006

La vida nueva

Se llama Cecilia y es actriz.

Sentada delante de mí en el metro parece segura de sí misma. Irradia personalidad con su nariz recta, sus rizos oscuros, como sus ojos, y su abrigo de cuero rojo. No es convencionalmente guapa, pero tiene un atractivo especial, aún sin maquillar, como esta mañana.

Cumplió cuarenta años hace dos meses y parece que fue ayer cuando dejó Bilbao para venir a Madrid. Dieciocho años y una discusión a gritos cerraron la puerta de su infancia.

Su padre, serio médico, serio marido, serio padre, la amenazó con no volverla a ver, aunque sólo tardó dos meses en romper esa promesa. La decepción de que la niña no perpetuara la tradición familiar no pudo con el cariño que sentía y que escondía bajo una máscara de impasible discreción. Su madre le metió dinero en la maleta a escondidas, y a escondidas la estuvo llamando por teléfono cada semana hasta que su padre cedió.

Llegó a la estación de Chamartín a las 5 de la tarde de un día sin sol. En los primeros meses que pasó allí sólo brilló el sol en los vasos dorados de whisky que servía y en los neones chillones del bar. Humo en el bar, bruma en la calle al salir, ocultando el camino cada vez más sinuoso bifurcado en callejones sin salida de innumerables castings, baldosas amarillas que resultaban ser de barro movedizo.

Y al llegar a su habitación del destartalado piso compartido y sentarse en la cama hundida de ruidosos muelles, se preguntaba si había hecho lo correcto y le parecía mentira, pero echaba de menos la casa grande de suelos brillantes de parquet, sillones de cuero, librerías macizas y grandes ventanales donde todo estaba ordenado y olía a limpio, aunque hubiese que hablar en susurros para no molestar.

Hasta que un día, en una fiesta en la que se coló con su inseparable Marta, la única amiga que había hecho en meses, el suelo se hizo sólido, no de oro, quizás de hierro un poco oxidado, pero le dió equilibrio, un pequeño papel en televisión y a Mario. Mario, que la invitó a una hamburguesa barata que le supo a gloria después de tanto alcohol. Esa noche entró en su cama y no volvió a salir.

Él nunca ha sido consciente de lo desoladoramente fríos que tiene los pies cuando duerme sola durante un rodaje. Hielo que solo se derrite al volver a casa y dormir enredada a él en una maraña tropical.

Trabaja bastante, casi siempre en pequeñas películas de poco presupuesto y en papeles de mujer fuerte y dura. No es famosa, ni gana mucho dinero, una vez pensó que eso cambiaría cuando el Goya le hizo una breve visita para no quedarse, pero no fue así. No le importa demasiado, vive haciendo lo que le gusta y nadie la molesta cuando viaja en metro. Como hoy.
Yo la observo, la admiro, su sobriedad actuando y todo lo que es capaz de transmitir con un único gesto o con una mirada que te clava en el suelo, pero no digo nada. Ella levanta la cabeza y me ve. Se da cuenta de que sé quien es y me sonríe cómplice hasta que se baja en la siguiente parada.

lunes, noviembre 27, 2006

Jugando a lexicógrafos

Meledad
Dícese de la pereza matutina de fin de semana, generalmente de domingo invernal, que impide salir de la cama durante largo intervalo de tiempo pese a estar despierto.

Torsidiembre
Dícese de la mezcla de enfado, agobio y preocupación provocada por una llamada telefónica esperada intensamente que se retrasa

Entiescencia
Nerviosismo y excitación causados por el sentimiento de anticipación que precede a la realización del deseo amoroso en sus primeras fases, generalmente en los momentos previos a la primera caricia o beso
Correduelo
Noche de fiesta improvisada regada con abundantes dosis de alcohol, cuyo objetivo es hacer olvidar una desgracia o disgusto a una persona cercana por la que se siente cariño o simpatía
_________________________________________________________

Alboaire:

Definición propia: planta arbórea de la familia de las salicáceas de grandes hojas alargadas caducas, flores blancas y copa redondeada, que puede alcanzar alturas superiores a 30 m

Definición real: labor que se hacía en las capillas o bóvedas, especialmente en las esféricas, adornándolas con azulejos

Dieno:

Definición propia: Instrumento musical metálico de percusión de configuración similar al triángulo pero con 5 o más lados

Definición real: cualquier compuesto químico que contiene dos dobles enlaces

Esenio:

Definición propia: metaloide de color rojizo, dúctil y de gran resistencia a flexotracción

Definición real: dícese del individuo de una secta de los antiguos judíos que practicaba la comunidad de bienes y tenía gran sencillez y humildad en sus costumbres

Liquilique:

Definición propia: dícese de la persona que habla sin interrupciones durante un gran intervalo de tiempo. Procede etimológicamente de la unión de las palabras líquido y palique.

Definición real: En Colombia y Venezuela: blusa de tela de algodón más o menos basta. Se abrocha desde el cuello.

Pellada:

Definición propia: familiarmente, dícese de la unión organizada de estudiantes para no acudir a clase

Definición real: porción de yeso o argamasa que un peón de albañil puede sostener en la mano o con la llana para darla al oficial que está trabajando

viernes, noviembre 24, 2006

Chocolate

Chocolate negro fundiéndose en su boca, mezclado con suave y cremosa nata
Mira sus ojos intrigantes, que él dice ser negros y ella ve verdes
Mira sus labios sonrientes mientras mastica despacio
Mira su mano acercarse a su cuello
Cierra los ojos anticipando el contacto, deseando tanto que duele
Frío en la nuca, calor en la boca
Chocolate caliente, aire fundido, combustión interna, dulce explosión

miércoles, noviembre 15, 2006

Abriendo puertas

Abrió la puerta y se sentó en el asiento del copiloto. Apretó las rodillas hasta que la tensión hizo temblar sus muslos. Estaban solos, sin el abrigo reconfortante de las voces, el tintineo de vasos y la música del bar. No sabía que había pasado. Todo había empezado como una charla corriente y de repente aparecieron la rabia, el rictus y el silencio. Odiaba ese silencio atroz, que la castigaba volviéndola invisible y hacía brillar sus ojos con lágrimas de angustia y culpa injusta, pensando hasta el mareo que era lo que habría hecho mal esta vez, que frase anodina él habría decidido malinterpretar.

Él seguía mirando al frente, con los labios apretados, y la cara inmóvil. Ni siquiera desvió la vista para poner la radio. Una voz invadió el pequeño espacio, y por una vez, las noticias de guerras lejanas sonaron a tregua agridulce. En la calle, la noche se puso a llorar suavemente.

Empezó a mover la pierna derecha sin darse cuenta, baile de san vito que no podía controlar cuando le invadía la ansiedad, hasta que percibió el martilleo rítmico rápido del tacón en el suelo y paró con brusquedad.

Durante los veinte minutos interminables que duró el trayecto se esforzó en no mirarle y fijar la vista en las calles desiertas iluminadas únicamente por la luz mortecina y naranja de las farolas pensando en cómo un color que siempre le había parecido tan alegre podía resultar tan poco acogedor. Casi ni notó como el coche se paraba delante del portal.

Y entonces ocurrió ese clic habitual que hacía que él se calmara de repente, y oyó la voz masculina súbitamente amable pidiendo perdón y dando excusas y su mano rozó su barbilla y acarició su cuello de camino hacia su escote. Pero la voz sonaba lejana y la sonrisa falsa como si no fuera él quien le estuviera hablando sino ese desconocido cuyo roce en el metro resulta incómodo.
Y ella se dio cuenta de que ya no le importaba, no podía romperse algo que simplemente ya no estaba allí, el miedo desapareció y mirándole a la cara le dijo “nos vemos”, una mentira que la ayudara a moverse. Y dejando atrás la decepción del deseo interrumpido en la cara del otro, salió del coche, cerró la puerta y sin prisas, dejó que la lluvia fría y limpia mojara su cuello y su pelo mientras buscaba las llaves en el bolso.

domingo, noviembre 05, 2006

El binomio fantástico: exasperado-azul

Miércoles 3 de mayo

Levantó la cabeza y volvió a examinar la enana azul, exasperado. Las enanas podían ser blancas, amarillas, rojas y hasta café, ¡pero nunca azules! Un escalofrío recorrió su espina dorsal, hacía tan solo 12 horas únicamente era visible con el telescopio. No sabía por qué, pero no podía apartar los ojos de ella. Irradiaba una tenue luz azulada que empañaba el sol, como si de repente hubieran envuelto éste en celofán, convirtiendo el soleado día de mayo en una sombra crepuscular.

La gente por la calle caminaba cabizbaja, y con los hombros caídos, como si una melancolía general se hubiese posado sobre el mundo, ligera, como el polvo, pero imposible de limpiar, dejando a su paso solo apatía e indiferencia.

Jorge no podía entenderlo, nunca había visto nada igual en sus 12 años de carrera de astrónomo, y esa exasperación que sentía desde que descubrió el fenómeno e intentó inútilmente darle explicación se iba tiñendo más y más de tristeza, como un blues desesperado. La mesa del despacho estaba llena de hojas revueltas, un caos de fórmulas girando en un callejón sin salida. Con la cabeza vacía, se sentó frente a la ventana y miró a la gente pasar durante horas.

Domingo 14 de mayo

Once días azules y fríos, y parecía una eternidad. Jorge se levantó de la cama y miró el reloj sin interés. Eran las dos de la tarde pero bien podrían haber sido las siete. Incluso los potos del salón, esos que crecían sin descanso y parecían no morir nunca e invadirlo todo caían pálidos y fláccidos.

Al día siguiente tendría que ir a trabajar, de nuevo la angustia de no saber qué pasa y la presión de quienes sabían aún menos que él. No tenía respuestas, y ninguno de sus colegas parecía en mejor situación. Debería hacer como esa gente que cada vez faltaba más al trabajo, en un absentismo que crecía de manera exponencial desde hace días.

Cerró las ventanas y persianas y se sentó frente a la televisión, buscando el programa más superficial y vacío, para no tener que pensar. Prefería imaginar que era de noche, una noche corriente como las había vivido sin valorarlas durante años

Viernes 2 de junio

Las noticias en la televisión eran cada vez más inquietantes: nuevos profetas prediciendo el principio de algo, otros prediciendo el fin de todo, gente desorientada por las calles, suicidios anormalmente numerosos. Y nadie parecía poder parar la desintegración del mundo conocido.

Jorge llevaba tres días encerrado en casa, sin hablar con nadie, no se sentía con fuerzas de aguantar más delirios exhaltados o lamentos apagados. De repente notó algo algo anormal, un cambio en el aire viciado de los últimos días. Tardó unos minutos en darse cuenta de que el silencio era total y salió al balcón esperando ver la calle vacía. Lo que vió fuera le cortó la respiración: una multitud silenciosa observaba un círculo negro en el cielo. No podía ser un agujero negro, era imposible, no había perturbaciones, sólo una brisa suave y tibia. ¿Era aquello el fin que predecían los apocalípticos?

Sábado 3 de junio

Llevaban más de 6 horas en la calle esperando, todos casi en silencio, nadie se atrevía a hablar, los ojos fijos en el hipnótico vacío sobre sus cabezas, esperando no sabían muy bien qué, una explosión, un huracán que les aspirara sin merced hacia otro mundo o hacia la nada. Y cuando más ocura era la noche, apareció un rayo anaranjado, débil al principio, pero cada vez más intenso, iluminando la mañana. Las caras cenicientas se ruborizaron. Y tras la desesperación llegó el alivio de una segunda oportunidad de vivir la luz, un segundo comienzo bajo un segundo sol.

lunes, octubre 23, 2006

Ejercicio de estilo

A las 11 de esta mañana las obras del metro han provocado la aparición de un socavón en la calle Los Arcos. El balance final ha sido únicamente de una mujer herida que tuvo que ser socorrida en primera instancia por un transeúnte que resultó ser médico. Aun se desconocen las causas del incidente

El paso de la tuneladora por un nivel saturado colgado causado por las recientes lluvias ha provocado la compactación de los sustratos superiores con los consiguientes asientos y el colapso del la plataforma. Se recomienda el empleo de un nuevo sostenimiento cuyas especificaciones técnicas se adjuntan en el anejo nº2 del presente informe

El despilfarro y la megalomanía sin límites del señor alcalde tenían que provocar un accidente tarde o temprano como el hundimiento de la calle los Arcos. La próxima vez las consecuencias podrían ser muchísimo más graves que una simple persona herida. ¡Exigimos una investigación exhaustiva de los hechos y la inmediata dimisión de los responsables!

¡Menudo agujero hay en la acera! Parece que una chica se ha caído dentro y la están ayudando a salir....¿A ver? ¡Cuidado! ¡Mira que soy torpe, casi me caigo yo también! ¡Ese chico guapo se ha parado a ayudar. Desde luego ella necesita ayuda, está histérica la pobre. Debe ser médico, porque le está inspeccionando la pierna…. ¡Vaya Parece que se está tomando su tiempo… Le mira más a los ojos que al pie y la toca tan suavemente que parece que está acariciándola...Seguro que le contarán esta anécdota a sus nietos una y otra vez…¡Que envidia! ¿Por qué no me pasan nunca estas cosas a mí? ¡Seguro que si yo me caigo me atiende una enfermera con bigote!

¡Que mañana más bonita! El aire huele bien después del diluvio de ayer. Me encantan las mañanas soleadas de invierno, la luz es tan brillante aunque haga frío… Parece que hasta la tierra vibra de emoción....¿Que ocurre? ¡Esto no es mi imaginación, el suelo se está moviendo! ¿Me estoy cayendo! Me he hecho algo serio, tiene que ser serio, he oído un crujido. ¡Dios mío, por favor, esto no puede estar pasando… La tierra me llena la nariz y no puedo respirar. Mi pie duele muchísimo ¡Dios mío! ¿Que es eso que me corre por la mano? No puedo ver nada... ¡Socorro que alguien me ayude! ¡Por favor!

Mira el agujero en el que ha caido esa chica tan joven y guapa y piensa que debería ser él quien estuviera allí. Ya no hay nadie en casa desde que ella se fue y sus hijos no vienen ya casi nunca a verle, ¿que le espera al llegar al portal oscuro? Solo soledad y silencio, sólo mitigado ocasionalmente por un programa aburrido en la tele. Si, debería ser él quien estuviera en el agujero y que nadie, por piedad, le ayudara a salir

martes, octubre 17, 2006

Y si....II

El sol entra por la ventana y me da en la cara. Un día normal, martes y septiembre, cálido y luminoso. Son la 8, ¡llego tarde otra vez!

Salto de la cama, literalmente, mi cabeza choca contra el techo, ¡ay! y floto, ligera, mientras mi gata maúlla asustada, aferrada al sofá con sus garras afiladas. Oigo gritos agudos de piscina de verano en la calle.

Tengo sed y me dirijo despacio a la cocina, evitando movimientos bruscos, pero al abrir el grifo solo salen pequeñas esferas que se dispersan y que resulta casi imposible apresar, es inútil intentarlo; tomo una manzana y disfruto el dulce zumo que estalla en mi boca en cientos de gotas al morderla.

Abro la puerta del balcón con esfuerzo, me falta un punto de apoyo, cualquier pequeño impulso me propulsa en cualquier dirección, la única forma de ejercer fuerza en el picaporte es apoyarme en el techo boca abajo. Fuera el ambiente es de caótica fiesta, niños riendo en la calle, amigos girando mientras se abrazan, cosas diversas flotando, libros, vasos, zapatos, ordenadores, incluso coches, como en una película de ciencia ficción.... ¿Qué ha pasado? No lo sé, la física ha cambiado, poniendo el cielo a mi alcance.

Las nubes me llaman y subo y subo hacia las estrellas, el infinito y la paz. Volar sin alas, flotar haciéndose el muerto en el éter, hacer volteretas en el aire, es una sensación nueva, corta la respiración tanta ligereza que parece inexistencia. El sentimiento de libertad es total, siento que nadie puede pararme, que puedo hacer lo que quiera y cuando quiera.

De repente el silencio a mi alrededor se hace casi sólido, estoy sola, el cielo se ha vuelto oscuro, nadie se ha aventurado tan alto. Echo de menos un apoyo, aunque sea un hombro desconocido que me ate a la materia, a la vida. Hace frío, con esa falta de previsión que me caracteriza, se me ha olvidado coger un jersey y empiezo a notar una desazón que crece y crece hasta que noto que una mano me coge el pie y tira de mí. "No subas más, quédate aquí". Miro hacia abajo y le veo, una cara corriente, unos ojos castaños y cálidos que miran con inquietud. Miro hacia arriba el cielo negro donde brillan estrellas como alfileres.

Y vuelvo a la tierra, a la fiesta ingrávida, entre las risas y los gritos, aunque quizás algún día tenga el valor de ir más allá.

sábado, octubre 07, 2006

Los nombres que soy

"La mejor época de tu vida", dicen... Puede que sea una exageración, pero fue muy buena, de verdad. La chica de fresa o "strawberry girl" como en la canción de Siouxie and the Banshees, pasea por los pasillos de la escuela, charlando y riendo, rie alto, se la escucha desde lejos. No mira por donde va, muchas veces tropieza, pero nunca se cae. Tiene suerte, tiene amigos, las cosas van bien. No necesita estudiar mucho, intuye las preguntas de los exámenes con bastante éxito. Pepe, el amigo inseparable siempre se queja de que acierte, fingiendo que la odia por ello.

La vida sigue, trabajo, trabajo, más trabajo, los amigos siguen ahí pero se siente sola, salir más tarde de las 9 todos los días a veces incluso fines de semana, es el mejor antídoto contra la vida social. Le apetece salir pero está cansada, y no le apetece salir, paradoja sin fin como un fractal, y la chica de fresa ya no es rosa ni roja sino azul, su nick ahora en su foro de música es blue_girl, otra canción más oscura y triste, nuevos amigos que viven lejos y que la acompañan cuando llega a casa y no hay nadie allí, solo una pantalla.

Y así llegamos a ahora, ya no es despreocupada, ha crecido, pero si es sincera, cree que es afortunada, amigos, los de cerca y los de lejos, novios, familia, o trabajo. Levantarse es un placer pero con matices, sabe que lo bueno viene y se va, pero nunca desaparece del todo, así que volvió a los orígenes, a la vieja canción, a la vieja Siouxie, en busca de un nombre, y ahí está, Purple_girl, púpura maravilloso, mezcla de rojo y azul, increíblemente adecuado por ahora y si hacemos caso a la antigua intuición, por mucho tiempo


Christine- Siouxie and the Banshees

She tries not to shatter, kaleidoscope style
Personality changes behind her red smile
Every new problem brings a stranger inside
Helplessly forcing one more new disguise

Christine-the strawberry girl
Christine-banana split lady

Singing sweet savages lost in our world
This big-eyed girl sees her faces unfurl
Now she's in purple
Now she's the turtle. Disintegrating

Christine-the strawberry girl

Christine-banana split lady
22 faces...disintegrating.


Black or Blue - Suede

There was a girl who flew the world from a lonely shore
Through southern snow to Heathrow to understand the law
There was a boy who loved the noise of the underground
He left the coast and overdosed on that London sound

He said "I don't care if you're black or blue
Me and the stars stay up for you
I don't care who's wrong or right
And I don't care for the U.K. tonight so stay stay"

And then one day she moved away from those garden walls
She left some flowers, he smoked for hours
She understood the law

I don't care if you're black or blue
Me and the stars stay up for you
I don't care who's wrong or right
And I don't care for the U.K. tonight
So stay, stay, stay, stay......... ........
There was a girl who flew the world

domingo, agosto 13, 2006

Abrazos y besos



Espirales doradas. Formas suaves, vestidos sin forma de surrealismo art-déco, y de repente una mano delicada, perfectamente definida, agarra una masculina. Los ojos están cerrados, arrebatados, mientras él, des espaldas, besa su cara. La piel de ella es blanca, casi transparente, y la de él oscura. Y están de rodillas, los pies atados por un cordón de oro que parece tan fino como fuerte, un vínculo sutil pero irrompible. Un beso. Nada más y nada menos. Flores en el pelo, flores en el suelo. El resto del mundo queda reducido a un mar informe, marrón oscuro. ¿Qué resto del mundo? No existe nada más.
Otro tiempo, otro lugar...El mar ya no es uniforme y marrón sino variable, del negro al amarillo. En el centro emerge una sábana arrugada, con pliegues que parecen rizos. Rizos blancos en una esquina, negros en la opuesta, que se extienden hacia el infinito. La cabellera femenina, inmensa, se funde con la masculina. Las caras se ocultan en el cuerpo ajeno, los ojos parecen cerrados y los brazos se entrelazan. No hay idealismo en los cuerpos desnudos, los huesos se marcan, las pieles se tiñen pero siento envidia, siento nostalgia porque no hace mucho estuve allí, una vez fui yo y ya no soy. Ahora sólo miro fijamente y lloro por dentro bajo la luz de los focos.
¿Y cual es la cumbre? ¿La perfección del beso, la imperfección del abrazo? ¿Lo celestial o lo humano? La balanza se inclina, el peso de la materia vence. Para lo celestial ya habrá tiempo.


Las vacaciones tienen extraños efectos a veces...

viernes, agosto 04, 2006

Hasta pronto!

Tocan vacaciones, una semanita en Viena y vuelta, así que pronto estaré por aquí de nuevo

martes, agosto 01, 2006

La carta

¡Por fin! Tres meses de espera, interminables, anhelando ver esa sonrisa y esas arruguitas en los ojos que provoca, que ella detesta pero que iluminan su cara con una dulzura que evapora la aparente frialdad de sus ojos azules

Esa sonrisa y sus brazos abiertos en la cama para darle el último beso, con los ojos cerrados, medio dormida, son suficientes para que vaya a repartir las noticias y recibos sin otro estimulante que el recuerdo.

Hoy es el día. Parece mentira lo radiante que puede ser un día gris. Es como si los rayos que se filtran a través de las nubes iluminaran el mundo de esperanza, y ha olvidado lo mal que ha soportado la gelidez de la cama vacía, echando de menos las patadas a destiempo y la estrechez que le empujaba al borde del vacío.

Llena el primer carro sin darse cuenta hasta que un sobre llama su atención. Un sobre blanco, corriente, pero esa caligrafía inconfundible, reflejando su propio nombre, le ha provocado un escalofrío.

Lo abre depreisa, rasgando el papel con ansiedad, la mirada fija sin ver el sello multicolor, casi rompiendo la carta que está dentro, un folio meticulosamente doblado en tres.

"Lo siento". Dos palabras anodinas pero que le han hecho dejar de respirar, el tiempo se ha detenido, mientras lee las frases sin sentido sobre la independencia y la libertad, la necesidad de crecer sola, como si el amor fuera una condena que le impidiera vivir. Y ha sido feliz, no se arrepiente, pero no puede seguir. Y él huele el miedo detrás de las excusas, el miedo a que tanto amor la asfixie, y de repente piensa en todos las cartas de desamor que habrá entregado en los últimos 5 años. Quizás por ello su castigo es ser él mismo el mensajero de su propia infelicidad. No podrá seguir con ello, es una carga demasiado pesada.

Y cierra la puerta de la habitación que será desde ahora una cueva en la que las cartas no podrán hacer daño nunca más

Inspirado por el titular "Condenado un cartero a 9 meses de cárcel por quedarse 34.000 cartas"

Prueba de sonido

Bueno, esto es el principio. A ver si llega la inspiración.
Como tengo la mala costumbre de trabajar en cuaderno, tardaré un poco en pasar aquí todo lo escrito en julio, pero llegarán tarde o temprano